Cuando una persona acude a visitarnos suele haber un malestar importante, ya que normalmente lleva un tiempo sufriendo y también esperando a ver si algún día se soluciona el malestar que siente y se encuentra mejor para poder afrontar su vida. Al ver que con el tiempo su situación y estado no mejora sino que más bien empeora, es cuando la persona adulta decide buscar ayuda.
Inicialmente, como es normal, la persona tiene toda la esperanza puesta en el terapeuta. Piensa que el terapeuta tiene la solución para que esos síntomas que tanto le hacen sufrir y que tanto interfieren en su vida desaparezcan, y si es posible, rapidito, que ya lleva mucho tiempo pasándolo mál y ahora que ha decidido pedir ayuda y pagar por ello, el sufrimiento tiene que desparecer cuanto antes. ¡¡¡Ojalá!!! Por desgracia para todos, la varita mágica no existe y el camino hacia el cambio, por regla general, suele ser algo más largo de lo que la persona inicialmente había pensado requiriendo además de implicación y motivación por su parte.
En las primeras sesiones, paciente y terapeuta dan nombre al malestar, es decir, contestando a determinadas preguntas, el paciente ayuda al terapeuta a situar el problema y hacer el diagnóstico. Una vez identificado el malestar y cómo ese malestar está interfiriendo en su día a día, la persona se va dando cuenta que necesita un cambio y ella misma, con ayuda del terapeuta a lo largo del proceso de la terapia va aceptando como parte de sí misma lo que va apareciendo (le guste más o menos) y va buscando y encontrando las soluciones y estrategias que le permitan enfrentarse a lo que se va surgiendo y adaptandose al entorno cambiante en el que vivimos.
El camino hacia el cambio, resulta ameno, interesante e intrigante, pues es un autodescubrimiento continuo. Llegado a este punto, el terapeuta que inicialmente guia y ayuda al paciente a saber donde tiene que buscar, se convierte progresivamente en un compañero de viaje y es el paciente el que va cogiendo las riendas de su vida, cada vez de manera más fuerte y con más firmeza y decisión, hasta que lo consigue y es entonces cuando pasamos a la fase de seguimiento y alta posterior.
En resumen, en la terapia que busca el cambio de la persona, el terapeuta acompaña al paciente en este proceso de BUSCAR que hay detrás de los síntomas, ACEPTAR lo que va apareciendo y ENCONTRAR SOLUCIONES Y ESTRATEGIAS que permitan a la persona adaptarse al entorno. El trabajo es compartido, terapeuta y paciente forman un equipo.
En nuestro centro los TRATAMIENTOS son PERSONALIZADOS, y eso quiere decir que en función de las características de la persona y sus necesidades, el tratamiento planteado será uno u otro. Por ello, este tipo de terapia, no se realiza con todos nuestros pacientes, ya que hay pacientes que por sus características necesitan otro tipo de terapia.
No obstante, si tenemos en cuenta que el trastorno empieza cuando los síntomas de la persona interfieren en su día a día, el OBJETIVO FINAL de CUALQUIER TERAPIA es la ADQUISICIÓN DE ESTRATEGIAS por parte de la persona para conseguir la ADAPTACIÓN AL ENTORNO.